Juan G. Luján
“La economía canaria va francamente bien”. La frase es de la directora general de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Lola Pérez. Lo dijo en una rueda de prensa este lunes en la que estuvo acompañada de su jefe, Santiago Sesé, presidente de la Cámara tinerfeña y del director de Caixa Bank en Canarias, Manuel Salazar. Para digerir mejor la noticia puse de fondo una canción de Pedro Guerra interpretada por Chiqui Pérez: ”Todo va bien, mamá, todo va bien, ese gesto del mundo, ese rastro de sangre, son las cosas que pasan cuando uno ya es grande, no hay de qué preocuparse, todo va bien”.
Según la Cámara de Comercio las previsiones de crecimiento de la economía han mejorado, y se prevé que subirá la economía un 2,3%, por supuesto buena parte de esta cifra maravillosa se debe al turismo porque solo durante el primer trimestre de este año llegaron a las islas 4.418.238 turistas extranjeros, lo que supuso un crecimiento del 16,3%. El presidente de la Cámara también dijo que todo va bien, que le parece muy bien que el Gobierno canario proponga que paguen menos a la seguridad social las empresas que suban el sueldo a los trabajadores. Hace unos días salían otras cifras que indican que al sector turístico le va de P. M. (Pura Maravilla): los hoteleros en Canarias (que no es lo mismo que hoteleros canarios) llevan ya 3 años seguidos de subidas de precios e ingresos. Así que los hoteleros, como los de la Cámara de Comercio, llamaron a Chiqui Pérez y se ofrecieron para hacerle el coro cuando vuelva a cantar “Todo va bien, mamá, todo va bien”.
Me paso de la noticia de la Cámara de Comercio a otra que leo en TIEMPO DE CANARIAS “El alto precio de las viviendas empuja a la pobreza a las clases medias canarias”. Según cuenta este periódico “El alza de los precios ha alcanzado cotas privativas, hasta el punto de que la vivienda y sus suministros (luz, agua, contribución, etc.) representan hoy el 32,5 % del gasto de los hogares. Hace menos de dos décadas, en 2006, el porcentaje estaba en el 25 %. Para mayor gravedad, este peso es mucho mayor en el 20 % de los núcleos familiares con menos ingresos, en los que el coste de la vivienda y sus suministros supone un 42 % de su presupuesto”. Leo con atención la noticia cuyos datos salen de una rueda de prensa de Cáritas en Canarias, que dieron el mismo día que la Cámara de Comercio, la ong denuncia que “la pobreza en Canarias es más severa y la exclusión social se intensifica”.
Como lector de periódicos (quizás uno de los animales del grupo de especies en extinción que quiero defender hasta el final de mis días) me veo en el terrible dilema de si debo creer lo que cuentan los representantes de la patronal y la banca o lo que dicen en otra rueda de prensa en la que habló el señor Obispo, representante de Dios en la tierra. Y, qué quieren que les diga, tiendo a creer más en Cáritas aunque quien hable sea el señor obispo, porque los pastores de la iglesia suelen decir cosas interesantes cuando se salen de sus obsesiones sobre el sexo, las orientaciones sexuales o el derecho de las mujeres sobre su propio cuerpo.
O quizá podemos creer que ninguno miente. Puede ser compatible que “la economía canaria vaya francamente bien” con que la pobreza en Canarias sea cada año más severa. Recordemos que en Canarias y en España todo fue “francamente” bien entre 1939 y 1975, ni los empresarios ni la banca se quejaban. Porque ya la “economía” ha perdido su significado etimológico “Oikos” (hogar) “nemein” (administración). Ya economía no es la administración del hogar, porque los pobres cada vez tienen más difícil acceder a una vivienda, y por tanto no tienen hogar que administrar.
En Canarias hay 200.000 viviendas vacías, el precio de la vivienda sigue subiendo a una velocidad muy superior a la de los sueldos y llevamos dos décadas sin que se construya ni una vivienda social. Sigo escuchando a Chiqui Pérez, aunque el título de la canción ‘Todo va bien’ se va diluyendo según va avanzando la letra: “todo va bien, mamá, no pasa nada, quédate tranquila, aunque estoy sangrando, estoy malherida, esta lágrima herida, no hay de qué preocuparse, nos hacemos heridas, es costoso curarse, son cuestiones normales, todo va bien…”
Juan G. Luján